Philippe Starck es un diseñador industrial francés, famoso por la estética de sus productos.
Nace en 1949 en la ciudad de París, estudia en la escuela privada Nissim de Camondo. A principios de los años setenta trabaja como director artístico en Pierre Cardin. Después se establece por su cuenta como arquitecto de interiores y diseñador de productos.
Starck no responde a un estilo propio, sino más bien a una manera de pensar.
A lo largo de su carrera ha recibido importantes premios en el campo del diseño y la decoración.
Starck en su monologo básicamente dice que el diseño debe enfocarse no en la belleza ni en la estética sino en la funcionalidad de los productos y en lo que ellos le aporten a cada persona. Starck habla sobre la evolución del hombre y de la sociedad y que el diseñador debe estar en capacidad de entender esa serie de cambios para proyectar soluciones a través de productos y proyectos, y también que el diseño es una fuente de civilización y de cultura, pero hay que saber manejarlo para que tenga repercusiones positivas dentro de la sociedad.
Starck en su monologo pretende mediante burlas a si mismo y a su trabajo, dar a conocer una realidad del diseño, que según el esta fuera de foco, ya que se ha confundido con el arte.
El hombre y la sociedad sufren cambios, evolucionan, o como dice Starck, el hombre MUTA y nuestras necesidades mutan también, y el diseñador industrial debe entenderlo y plantearse una serie de preguntas e interrogantes que le permitan llegar a diversas soluciones, Starck menciona un ejemplo clave, el del cepillo de dientes: " Si tomamos el cepillo de dientes, no pienso en el cepillo de dientes, pienso cuál será el efecto del cepillo en la boca " y de ahí surgen los interrogantes que el diseñador debe plantearse: ¿de quién es esa boca?, ¿cuál es la vida del dueño de esa boca?, ¿ en qué sociedad vive este individuo?, ¿qué civilización crea esta sociedad? ¿ que especie animal forma esta civilización?
El diseñador debe comprender esto, debe tener una actitud critica frente a cualquier propuesta o solución que se plantee, no es lo mismo diseñar para un ejecutivo italiano, que para una madre cabeza de familia estrato 2 en Colombia.
El diseño debe civilizar y culturizar, eso manifiesta Starck en su monologo. Dice que se siente "inútil" por su trabajo, porque se ha dedicado a hacer objetos puramente estéticos, que no tienen ninguna función, y que no le han aportado nada útil a una civilización que lo necesita. Dice que estamos en un punto de la historia en que la estética debe pasar a un segundo plano, los diseñadores deben aportar funcionalidad antes que belleza porque : "La belleza no significa nada. Hoy, lo bello es rosa; en 6 meses, será lo verde" ... " debemos reemplazar la palabra 'belleza' por la palabra 'bueno' ". Y en definitiva así es como debe ser, porque lo que realmente importa es para qué sirven las cosas y no cómo es su aspecto exterior, se supone que si algo es útil debe ser bello por añadidura y no viceversa.
Resumiendo entonces, Starck habla sobre la evolución y los cambios de los individuos en las diferentes sociedades, y que el diseñador debe contribuir a las necesidades encontradas por medio de la utilidad y no de la estética.
El autor cumple con su objetivo, porque hace reflexionar a las personas sobre la clase de productos que realmente son necesarios y los que no lo son. Starck usa un vocabulario fácil de entender, una terminología digerible para el público y el hecho de que se tome a el mismo como un ejemplo de lo que, por decirlo de algún modo, esta mal hecho, resulta cómico y entretenido.
domingo, 25 de octubre de 2009
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